MICROMACHISMOS:
1. PODER Y
GÉNERO: las relaciones de
mujeres y varones tienen desigualdades, es decir situaciones de poder y
estrategias de su ejercicio. El poder, se ejerce, que se visualiza en las
interacciones y tiene un doble efecto: opresivo, pero también
configurador.
La palabra "poder"
tiene dos acepciones:
·
Autoafirmativo: Capacidad de hacer, el
poder personal de existir, decidir y autoafirmarse.
·
Dominio: Capacidad y la
posibilidad de control y dominio sobre la vida o los hechos de los otros, básicamente
para lograr obediencia y lo de ella derivada.
En este segundo tipo
de poder, ejerce la autoridad, obligar a interacciones no recíprocas y otro
cualquier aspecto (pensamiento, sexualidad, economía, capacidad decisoria,
etcétera).
Nuestra cultura patriarcal
ha legitimado la creencia de que el masculino es el único género con derecho al
poder autoafirmativo. La cultura androcéntrica niega ese derecho a las mujeres.
Es decir, ejercer poder de control y dominio sobre ellas quienes quedan en
lugar subordinado. La ecuación "protección a cambio de obediencia".
La creencia que el
espacio doméstico y de cuidado de las personas es patrimonio femenino,
reservándose el varón el espacio público al cual se define como superior.
·
La
división sexual del trabajo, que aún adjudica a la mujer el espacio doméstico.
·
Su naturalización y su
inscripción axiomática en las mentes de mujeres y varones.
·
La
falta de recursos de las mujeres y la deslegitimación social de su derecho a
ejercer el poder autoafirmativo.
·
El
uso por los varones del poder de macrodefinición de la realidad y del poder de
microdefinición, el varón como autoridad que define que es lo correcto.
·
La
explotación de las femeninas capacidades de cuidado y de ayudar a crecer a
seres humanos (el llamado "poder del amor") en las que nuestra
cultura hace expertas a las mujeres.
Lo paradójico es que
en este mundo se le alza a la mujer un altar engañoso y se le otorga el titulo
de reina, titulo paradójico ya que no puede ejercerlo en lo característico del
dominio y la autoridad, quedando sólo con la posibilidad de intendencia y
administración de lo ajeno.
La mayoría de las
mujeres son valoradas por su eficiencia y exigiendo algunas ventajas a cambio.
Sus necesidades y reclamos, se hacen por vías 'ocultas", básicamente las
quejas y reproches. Algunas mujeres también tienen poder, pero esto es aún
historia reciente y minoritaria.
Las situaciones de
poder y desigualdad suelen ser invisibilizadas en las relaciones de
pareja, es importante conocer sus modos para contribuir a la
transformación de las relaciones.
2. LOS
MICROMACHISMOS: Los
mM en la pareja, se manifiestan como formas de presión de baja intensidad más o
menos sutil, con las que los varones intentan.
·
Imponer
y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la
maniobra.
·
Reafirmar
o recuperar dicho dominio ante la mujer que se "rebela" de
"su" lugar en el vínculo.
·
Resistirse
al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula,
o aprovecharse de dichos poderes.
·
Aprovecharse
del "trabajo cuidador" de la mujer.
Los mM son microabusos y microviolencias que
procuran que el varón mantenga su propia posición de género creando una red que
sutilmente atrapa a la mujer, atentando contra su autonomía personal si ella no
las descubre. Su objetivo es anular a la mujer como sujeto, forzándola a una
mayor disponibilidad e imponiéndole una identidad "al servicio del
varón", objetivos y efectos: perpetuar la distribución injusta para las
mujeres de los derechos y oportunidades.
Un aliado poderoso: el
orden social, que otorga al varón, por serlo, el "monopolio de la
razón", la mujer esta en principio en falta o como acusada:
"exageras' y "estas loca".
Algunos mM son
conscientes y otros se realizan con la " inocencia" del hábito
inconsciente. Internamente buscan la reafirmación de su identidad masculina
-asentada fuertemente en la creencia de superioridad y en la necesidad de
control- y satisfacer deseos de dominio y de ser objeto de atención exclusivo
de la mujer. Además, la mujer provoca, tales como temor, envidia, agresión o
dependencia. Dos mecanismos psicológicos favorecen el sostenimiento de estas
prácticas como de otras que conducen al racismo, la xenofobia o la
homofobia:
·
La objetificación: La creencia de
que solo algunos varones -blancos- heterosexuales tienen status de persona
permite percibir, en este caso, a las mujeres como "menos" persona,
negándoles reconocimiento y justificando el propio accionar abusivo.
·
La identificación proyectiva: La inoculación
psicológica de actitudes, invadiendo el espacio mental ajeno.
Los mM pueden no
parecer muy dañinos, y puede detectarse por la acumulación de poderes de los
varones de la familia a lo largo de los años. Convierten a la mujer en
adversaria, impiden el vinculo con una compañera y no aseguran el
afecto. Para las mujeres, puede ser fácil, iluminador y enriquecedor, pero
hablar de los mM, que son parte habitual de (nuestro) comportamiento masculino
es más difícil pues ello supone reconocer también en nosotros (varones) los
hábitos de dominación y tener que decidir qué hacer con ello. Y también difícil
intentar como varón estar atento a visibilizar los mM y a exponerlos
públicamente. Pero, si uno se posiciona contra la violencia de género y a favor
de la igualdad debe aceptar el la dificultad y enfrentar el desafío de realizar
una autocrítica de la propia posición y prácticas de dominio.
Una vez alertados
sobre su existencia pueden ser descriptas y evidenciadas con mayor precisión.
Categorías son:
2.1. Los Micro machismos Coercitivos: El varón usa la fuerza
para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad y expoliar el
pensamiento, el tiempo o el espacio, y restringir su capacidad de decisión. Lo
que genera más desbalance de poder:
·
Intimidación: Maniobra atemorizante
que se ejerce cuando el varón ya tiene fama (real o fantaseada) de abusivo o
agresivo. La postura y cualquier otro indicador verbal o gestual pueden servir
para atemorizar.
·
Control de dinero: Basado en la creencia
que el dinero es patrimonio masculino, control de gastos y exigencia de
detalles, la negación del valor económico que supone el trabajo doméstico
y la crianza y el cuidado de los niños.
·
No participación en lo doméstico: Basada en la creencia
que lo doméstico es femenino. El varón justifica apelando a su rol de
"proveedor" al que no se puede agobiar más de lo que soporta en su
trabajo.
·
Uso expansivo-abusivo del espacio
físico y del tiempo para sí:Se apoyan en la idea de que el espacio y
el tiempo son posesión masculina, el varón crea tiempo de descanso o diversión
a costa de la sobrecarga laboral de la mujer. En promedio los varones tengan
más tiempo libre que las mujeres (y a costa de ellas).
·
Insistencia abusiva: Este mM consiste
en obtener lo que se quiere por insistencia inagotable, con agotamiento de la
mujer que se cansa de mantener su propia opinión, y al final acepta lo impuesto
a cambio de un poco de paz.
·
Imposición de intimidad: Este mM consiste en
una acción unidireccional de acercamiento cuando el varón desea, es una
práctica coactiva en cuanto el varón no se molesta en negociar movimientos
hacia la intimidad. Muy típico ejemplo de esto es la seducción forzada cuando
él quiere sexo.
·
Apelación a la
"superioridad" de la "lógica" varonil: Imponeideas, conductas o
elecciones desfavorables a la mujer. Provoca intenso agobio. Una maniobra
especial en este grupo es la monopolización de la definición de la
"seriedad" o no de los temas de discusión por parte del varón: ¡ yo
no hablo de tonterías!, es una frase que la sintetiza.
·
Toma o abandono repentinos del mando
de la situación: Estas
son maniobras o menos sorpresivas de decidir sin consultar, anular o no tener
en cuenta las decisiones de la mujer, basados en la creencia del varón de que
él es el único que tiene poder de decisión.
2.2. Los Micromachismos Encubiertos: Estos mM son los que
atentan de modo más eficaz contra la simetría relacional y la autonomía
femenina. El varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y
forzamiento de disponibilidad de la mujer. Sino el afecto y la inducción de
actitudes para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer,
llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por
el varón. Por lo que conducen una reacción retardada, con mal humor, frialdad y
estallido de rabia "sin motivo"
·
Abuso
de la capacidad femenina de cuidado: Avalado y silenciado por la cultura, estas
maniobras fuerzan disponibilidad incondicional a través de la imposición de
diferentes roles de servicio: madre, esposa, asistenta, secretaria, gestora,
etc. Las obligan a un sobre esfuerzo físico y emocional que les resta autonomía
vital.
·
Maternalización de la mujer: De las múltiples caras de esta maniobra, algunas
son: pedir, fomentar o crear condiciones para que la mujer priorice sus
conductas de cuidado incondicional.
·
Delegación del
trabajo de cuidado de los vínculos y las personas: Lo doméstico y el cultivo de
la conexión son patrimonio de la mujer. La mujer crea que es la encargada de
cuidar la vitalidad de la pareja, el desarrollo de la cría y de los vínculos con
ellos/as, con la familia de él e incluso con sus amigos. La imposición del
cuidado de los suegros y suegras de la mujer. Limitan la autonomía.
·
Requerimientos
abusivos solapados: Pedidos "mudos",
que apelan a activar automáticamente los aspectos "cuidadores" y la
mujer sin percatarse que lo está haciendo por coacción.
·
Creación
de falta de intimidad: Los varones tienen dificultades para la intimidad. Esto
es cierto, maniobras activas de alejamiento, que impiden la conexión y evitan
el riesgo de perder poder y quedar a merced de la mujer, más experta
habitualmente en el manejo de las relaciones de cercanía. La mujer se acomode a
sus deseos: cuánta intimidad tener, cuánta tarea doméstica realizar, cuándo
estar disponible y qué merece compartirse.
·
Silencio: De hecho muchas veces el silencio es debido a una
sensación de impotencia. Permanecer en silencio no es sólo no poder hablar,
sino no sentirse obligado a hablar ni a dar explicaciones y se tiene así una
autoridad silenciosa. Algunas de sus formas de presentación son: encerrarse en
si mismo, no contestar, contestar con monosílabos, no preguntar, no escuchar,
hablar por hablar sin comprometerse, etc. Cierto aire de misteriosidad, que es
muy seductor para muchas mujeres.
·
Aislamiento
y puestas de límites: Cuando la mujer
quiere intimidad, respuestas o conexión. El aislamiento puede ser físico, la
puesta de límites a veces con enojo ante cualquier pedido de información o de
conexión puede ser útil. La secuencia: aislamiento-frases con ira-más
aislamiento, suele ser muy frecuente.
·
Avaricia
de reconocimiento y disponibilidad: Conducen al hambre de afecto. Provocan además la sobrevaloración de lo
poco que brinda el varón -ya que lo escaso suele vivirse como valioso.
·
Inclusión
invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades): Con esta maniobra se
limita al mínimo o se hace dejar de existir los espacios de intimidad. A veces
está acompañada de la acusación a la mujer de ser "poco sociable".
·
Seudointimidad: En este grupo de mM el varón dialoga, pero
manipulando el diálogo:
·
Comunicación
defensiva-ofensiva: Se habla para imponer y convencer.
·
Engaños y
mentiras: Aquí el varón oculta u omite información para desfigurar la realidad
y seguir aprovechando ventajas que si fuera sincero perdería.
·
Desautorización: Presuponen
el derecho a menospreciar. Conducen a inferiorizar a la mujer a través de
desvalorizaciones.
·
Descalificaciones:
Valorar negativamente las actitudes de la mujer,
denigrándola (descalificatorias). A través de la ridiculización, el restar
importancia y quitar seriedad a las opiniones femeninas, redefinir como
negativos cambios positivos o cualidades de la mujer y desvalorizar cualquier
transgresión al rol femenino tradicional.
·
Negación
de lo positivo: No se reconoce a la mujer sus cualidades ni los aportes
positivos que hace al vínculo y a la vida cotidiana, especialmente el valor del
trabajo doméstico.
·
Colusión
con terceros:Establecer alianzas parientes o amistade, objetivo de
desautorizarla y dejarla sola y a su merced.
·
Terrorismo
misógino: Comentarios descalificadores repentinos y sorpresivos. Producen
confusión, desorientación y parálisis. Utilizan la ridiculización, la sospecha,
la agresión y la culpabilidad.
·
Autoalabanzas
y autoadjudicaciones: Se desautoriza a la mujer a través de la hipervaloración.
No dejarse enseñar por la mujer, la autoadjudicación.
·
Paternalismo: En
este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a veces el autoritarismo
del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando
aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no
puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.
·
Manipulación
emocional: El afecto no para el intercambio emocional sino como instrumento
para lograr el control de la relación.
·
Culpabilización-Inocentización:
Por una, a su "no saber hacer", o a no desempeñar
"correctamente" su rol de esposa o madre. Por la otra, el varón, es
inocente en cuanto a la producción de disfunciones en lo cotidiano. Culparla de
lo que a él le pasa.
·
Dobles
mensajes afectivos: Fin
manipulativo oculto y que dejan a la mujer sin posibilidad de reacción: si los
acepta, es manipulada, si no los acepta es culpabilizada por no ser afectuosa.
·
Enfurruñamiento: Acusación culposa no verbal frente a acciones que
no le gustan al varón, pero a las cuales no se puede oponer con argumentos
"racionales".
·
Autoindulgencia
y autojustificación: El varón se autojustifica o es muy indulgente consigo
mismo frente a la no realización de tareas o actividades que hacen al cultivo
de un vínculo igualitario.
·
Hacerse
el tonto: La inconsciencia, las dificultades de los varones, las obligaciones
laborales, la torpeza, la parálisis de la voluntad u otros defectos personales,
o el propio bienestar.
·
Impericias y olvidos
selectivos: Evitar responsabilidades (e imponérselas a la mujer) a partir de
declararse inexperto para determinadas tareas o manejo de aparatos,olvidos
selectivos.
·
Comparaciones
ventajosas: Con esta maniobra el varón intenta acallar los reclamos de la mujer
apelando a que hay varones peores que él, y que entonces no debería quejarse.
·
Seudoimplicación
doméstica: No existe un deseo de real corresponsabilidad en lo doméstico.
·
Minusvaloración
de los propios errores: Los propios errores, descuidos, desintereses y
equivocaciones en lo que hace al trabajo doméstico y de conexión son poco
tenidos en cuenta y fácilmente disculpados e inversamente.
2.3. Los Micromachismos de Crisis: Mujer por cambios en su
vida o pérdida del poder del varón por razones de pérdida laboral o de
limitación física.
·
Hipercontrol: Este mM consiste en
aumentar el control sobre las actividades, tiempos o espacios de la mujer,
frente al temor que el aumento real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a
él en un segundo lugar e inferiorizado.
·
Seudoapoyo: Apoyos
que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas, realizados con
mujeres que acrecientan su ingreso al espacio publico. Se evita con ello la
oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su carga doméstica y
tener más tiempo.
·
Resistencia
pasiva y distanciamiento: Utilizar diversas formas de oposición pasiva y
abandono: falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al acecho,
distanciamiento, amenazas de abandono o abandono real.
·
Rehuir
la crítica y la negociación: Se intenta acallar los reclamos de la mujer
respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio sosteniendo
que él no lo deseó. Culpabilización hacia el cambio femenino.
·
Promesas
y hacer méritos: Ceder posiciones provisoriamente por conveniencia, y suelen
dejar d realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle "otra
oportunidad ".
·
Victimismo:
Culpabilización acompañante para intentar doblegarla. Si finalmente él se
decide a algún cambio, lo vive como un gran sacrificio.
·
Darse
tiempo: Postergar y alargar el tiempo de decidirse a darle importancia a los
cambios y reclamos femeninos o a cambiar. Obliga a la mujer a someterse a los
tiempos y deseos del varón, que es quien conserva el poder de decisión del
momento de comenzar un cambio.
·
Dar
lástima: Procura que se apenen de él para lograr que la mujer ceda, hasta
comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones,
enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al
cuidado y le inducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal.
3. EFECTOS
DE LOS MICROMACHISMOS: Dominar a la mujer, restringiendo con
hábiles artes su autonomía, en su obra "La fierecilla domada".
La efectividad de
todas estas maniobras, junto a la falta de autoafirmación de la mujer, no suele
reconocerse la causalidad interpersonal de estos efectos, que suelen atribuirse
culposamente a la mujer.
·
En
las mujeres los mM suelen provocar:
·
Un agotamiento de sus
reservas emocionales y de la energía para sí.
·
Un
deterioro de su autoestima, con aumento de la desmoralización, aumento de la
inseguridad y disminución de la capacidad de pensar.
·
Una
disminución de su poder personal y parálisis del desarrollo personal.
·
Un
malestar difuso, una irritabilidad crónica y un hartazgo de la relación, de los
cuales se culpan por no percibir que su producción es por presión externa, y
que son frecuentes motivos de consulta a los dispositivos de salud mental.
·
En
los varones los efectos de su ejecución de los mM suelen ser:
·
Un
aumento o conservación de su posición superior y de dominio.
·
Una afirmación
de su identidad masculina.
·
Un
aislamiento receloso creciente.
·
Finalmente,
los mM producen en el vínculo:
·
El
encarrilamiento de la relación en dirección a los intereses del varón,
favorecido esto por el mandato cultural hacia las mujeres de que acepten al
varón como es, y que a lo sumo lo traten con sus armas
"ocultas".
·
Etiquetamiento
de la mujer como "la culpable" del deterioro del vínculo, cuando ella
desea un cambio y él se niega a moverse hacia la igualdad.
·
Guerra
fría, transformación de la pareja en adversarios convivientes, y empobrecimiento
de la relación, creándose el terreno favorable para otras violencias y abusos.
4.
CONSIDERACIONES FINALES: Muchas mujeres se alegrarán de entender
mejor las maniobras en que se ven involucradas, pero soportarán menos el
reconocimiento de su propia subordinación por lo que muchas veces tenderán a
seguir responsabilizándose de lo que es sólo responsabilidad masculina, ya que
al menos eso mantiene la creencia de tener algún poder sobre la relación.
Se describieron un
repertorio de comportamientos que representan los trucos y trampas más
habituales en los varones modernos para ejercitar en lo cotidiano la violencia de
género. Comportamientos variados que, y esa es la importancia de su puesta en
evidencia, suelen ser "invisibles" y pasar desapercibidos o tomados
como naturales, ignorándose sus daños.
Nombrar los mM y ver
sus efectos es también anormalizarlos, ya que muchas veces cuando se perciben
aisladamente, se juzgan como intrascendentes sin evaluar el daño que producen
por reiteración y su capacidad de ser caldos de cultivo para otras violencias.
Nombrar los mM es
también una tarea que supone el análisis crítico de la cotidianeidad y los
comportamientos de "seudoigualdad" que circulan diariamente. Así,
ponerlos en evidencia debería ser útil para las que las mujeres pudieran:
·
Legitimar
y ampliar su registro perceptivo de los comportamientos masculinos de
dominación que ellas sufren y que los varones generalmente no reconocen
realizar.
·
Reconocer
el lenguaje de acción y manipulación (que no de palabras)
·
Disminuir
la culpabilización inducida por estas maniobras y recuperar su pensamiento y
posibilidades de acción autónoma en la vida de pareja cotidiana.
·
Aumentar
las posibilidades de crear sus modos de evitación y resistencia ya que lo que
se ve claramente puede ser mejor combatido.
·
También
y de modo importante, saber de sus efectos, porque el no poder detectar que
muchos de los malestares emocionales e inseguridades son provocados por el
ejercicio de los mM.
Alertar sobre su existencia y frecuencia supone también
criticar las creencias que las violencias de género son solamente sus formas
más dramáticas y que sólo la ejercen algunos varones. Como hemos visto, los mM
también son violencia de género y son comportamientos habituales en todos los
varones: la violencia no es sólo cosa de otros, sino también de nosotros
(varones).
Para ello es necesario:
·
Estar
dispuesto a una autocrítica sobre el ejercicio cotidiano del poder y sobre la
socialización en que son criados, la que avala la superioridad sobre las mujeres
y por tanto la creencia en tener derechos sobre ellas.
·
Entrenarse
en el cambio de actitudes hacia la igualdad y el respeto, ya que sólo con
conocer no alcanza.
·
Tomar
iniciativas para realizar acciones, en tanto varones, que favorezcan la
erradicación de las violencias de género y no dejar que sean únicamente las
mujeres que luchen contra la violencia que nosotros producimos.
Finalmente hacer visibles los mM debe servir para
no olvidar que son factores que deben tenerse en cuenta en las estrategias de
erradicación de la violencia de género. Para esto no es necesario un ámbito
particular, ya que al ser comportamientos habituales en lo cotidiano, se pueden
realizar acciones contra ellos en todo s los ámbitos (salud y educación
fundamentalmente).
5. ANEXOS
PARA PSICOTERAPEUTAS: En cuanto a las estrategias de
detección, éstas diferirán en función del contexto terapéutico: En las terapias
de pareja o familia, los mM y sus efectos se pondrán en escena ante el o la
terapeuta. En las terapias con varones habrá que inferirlos, ya que la mujer
objeto de estas maniobras esta ausente, y el varón suele no responsabilizarse
del efecto de sus conductas. En las terapias con mujeres será preciso descubrir
cual de sus malestares son efecto de los reiterados mM ejercidos sobre ellas, y
entonces distinguir la problemática intrasubjetiva de lo inducido por la
manipulación ajena.
·
En
lo personal:
·
Intentar
develar sus puntos ciegos y revisar sus prejuicios sexistas en relación con su
propia posición de género.
·
Revisar
sus ideas y comportamientos en relación con la reciprocidad en el cuidado entre
las personas.
·
Aclararse
las propias creencias sobre la determinación de los comportamientos de
dominación y sus eventuales justificaciones.
·
En
lo teórico-técnico:
·
Incluir
la ética del cuidado mutuo y de la democratización de la vida cotidiana como
marco referencial.
·
Conocer
los modos de construcción de la condición masculina, sus privilegios y sus
costos.
·
Tener
una actitud clínica de alerta para detectar las maniobras de control de los
varones.
·
Saber
que es probable que el varón intente ejercer maniobras de control sobre el o la
terapeuta, más si es mujer.
·
Tener
la capacidad de confrontar, de soportar confrontaciones y de poner en práctica
la autoafirmación de modo asertivo
Estar
capacitado/a para realizar intervenciones que hagan impacto sobre el balance de
poder interpersonal, a fin de no estereotipar los disbalances que sostienen la
disfuncionalidad del status